Para explicaros cómo empecé a hacer acuarelas personalizadas, antes os tengo que hablar brevemente de mi prima Peña. Ella es una persona muy estilosa, apasionada por la moda y el diseño. De las típicas personas que no deja escapar detalle ni en su manera de vestir ni en la decoración de su casa. 

En 2019 se casó y tenía muy claro que quería hacer algo especial para su boda. Como, además de primas, somos muy amigas y tenemos mucha confianza, me pidió que me encargara de las invitaciones y la papelería, que podría ser mi regalo. Quería unas invitaciones únicas. En ese momento, para mí pintar era un hobby y nada más, así que le pregunté si estaba segura, porque yo tenía mis dudas. Confió en mí porque conocía cómo dibujaba y nos pusimos a diseñar juntas las invitaciones, meseros, mapa de ubicación, y demás elementos de su gran día. 

No es un secreto que el resultado fue muy positivo y, gracias a su insistencia, hoy te estoy explicando esta historia. A partir de esas acuarelas, fueron saliendo otros encargos y, lo que sigue siendo un hobby, se ha convertido también en una profesión que voy desarrollando con cada encargo que recibo: invitaciones de boda, láminas personalizadas, papelería de boda, carteles, elementos decorativos…

Con toda la experiencia que he ido adquiriendo, trato de seguir el mismo procedimiento que utilicé en ese primer encargo: conocer qué quereis y tratar de llegar juntos a lo que os imagináis. Es la única manera de hacer algo más que un dibujo: un recuerdo para toda la vida.